Los vehículos eléctricos e híbridos enchufables requieren una fuente externa de energía para cargar sus baterías eléctricas. Para satisfacer esta necesidad, se han estandarizado cuatro modos de carga para los vehículos eléctricos, cada uno con características y usos diferentes.
Modo de recarga 1: es el método de cargar un vehículo eléctrico en un enchufe no específico para la carga de vehículos eléctricos. Es decir, utilizando un enchufe de tipo Schuko doméstico, similar al que se utiliza para electrodomésticos. Este método es el más simple, ya que solo se requiere un cable Schuko de 230V para conectar el vehículo. Es comúnmente utilizado para cargar pequeños vehículos eléctricos como motos, bicicletas, patinetes y hoverboards. Sin embargo, se recomienda evitar utilizar este método para vehículos de mayor potencia ya que no incluye medidas de seguridad.
Modo de recarga 2: la carga lenta está diseñada para ser utilizada en el hogar, como por ejemplo en el garaje. Este tipo de carga es monofásica y se realiza con un voltaje de 230V y una potencia máxima de 3.7kW. El vehículo eléctrico o híbrido se conecta a la red eléctrica mediante su conector/adaptador correspondiente para garantizar la seguridad durante la carga. El modo de carga 2 requiere la instalación de una caja con un enchufe tipo Schuko, generalmente preferiblemente para cargar el vehículo en cuestión (aunque no es exclusivo, suele serlo) y deberá contar con los sistemas de protección adecuados.
Modo de recarga 3: requiere de un dispositivo llamado Wallbox, un punto de recarga exclusivo para vehículos eléctricos. Este punto de recarga incluye varios sistemas de protección para la seguridad de la instalación eléctrica y del vehículo. El modo 3 nos interesa especialmente para uso doméstico si tenemos un híbrido enchufable con una autonomía considerablemente alta o un coche 100% eléctrico. La conexión del vehículo eléctrico a la red de corriente alterna se realiza mediante un equipamiento exclusivo para la recarga de vehículos eléctricos. El modo 3 permite una recarga monofásica o trifásica, lo que significa que, si nuestro vehículo lo permite, podemos recargarlo hasta 32A (a más de 7.2kWh y 400V). Para este modo de carga, necesitamos un conector específico, que puede ser Tipo 1 (SAE J1772) o Tipo 2 (IEC 62196-2) dependiendo de las características de nuestro vehículo. Este modo 3 se está generalizando cada vez más, dejando atrás el modo 2, debido al avance tecnológico en cuanto a potencia y capacidad de batería de los vehículos eléctricos. El modo 3 es más seguro, fiable y mucho más rápido.
Modo de recarga 4: es aquella que se lleva a cabo en una estación fuera de nuestra vivienda, permitiéndonos recargar al menos un 70% de la batería en menos de 30 minutos. El conector estándar más utilizado para este tipo de recarga es el japonés CHAdeMO, lo que significa que el vehículo debe contar con un conector de Tipo 1 (SAE J1772 o Yazaki) o de Tipo 2 (IEC, Mennekes) y, además, un conector CHAdeMo o CCS según el modelo del vehículo. Por el lado del punto de recarga, la extensión del cable debe ser CHAdeMO. El Modo 4 es considerado tal a partir de una capacidad de carga de 50 kWh. Es importante diferenciar entre el modo 4 con recarga “super rápida” y el modo 4 con recarga “ultra rápida”, esta última no es recomendable para carga diaria ya que puede dañar la batería si se usa de manera habitual. Este modo de carga está especialmente pensado para estaciones de uso público exteriores como las electrolineras, donde podemos recargar el vehículo durante trayectos largos o situaciones específicas en las que tengamos poco tiempo. A diferencia de los modos anteriores, la recarga en modo 4 se realiza en corriente continua. Los puntos de recarga que usan una carga de tipo 4, en cualquier caso, no están diseñados ni son recomendables para garajes particulares debido principalmente a su elevado costo tanto del producto como de la instalación. En cambio, son el modo 2 o el modo 3 los más aconsejables para particulares en cuanto al uso y las condiciones.
Fuente: Ministerio de energía
